Sin
ánimo de ofender siempre. Pero se hace evidente. Son muchas decisiones, posturas
e iniciativas que tienen que ver con la ciudad y su ciudadanía. La última, el
nuevo contrato marítimo. Presentado, desde mi punto de vista, públicamente en
un lugar equivocado, con una serie de mejoras y de nuevos horarios que los que
lo presentan consideran muy beneficiosos para el conjunto de los melillenses...
Fuera
de lugar. Excluído. Apartado. Calladito. Claro, se me olvidaba que solamente
dispongo de una oportunidad de participar como ciudadano y me toca una vez cada
cuatro años! Que despiste. Salvando esta anomalía o déficit democrático que a
muchos les conviene mantener, ¿que ocurre con el resto de agentes sociales que
tienen que decir algo al respecto? ¿Se les ha dado cabida a través de alguna
consulta o mesa de diálogo?
Han
sido dos medios de comunicación, Digital Melilla y el Diario Melilla Hoy, a los que se les ha ocurrido
la idea (la necesaria idea) de hacer una encuesta para conocer la opinión de
los melillenses. El resultado en el Melilla Hoy habla por sí solo: el 83% de los melillenses opta de forma
mayoritaria por viajar de noche en el barco.
A
esta forma de hacer las cosas yo las denomino paternalista. ¿Y por qué lo
denomino así? Vamos a ver:
Paternalismo
puede ser definido como la sustitución
sistemática de decisiones de personas adultas por parte de otros adultos.
Uno o más adultos consideran que otro u otros adultos no tienen capacidad para
saber lo que les es más conveniente y, por esa causa, actúan en su lugar.
Para
el Derecho constitucional, el Estado
paternalista es aquel que limita la libertad individual de sus ciudadanos con
base en ciertos valores que fundamentan la imposición estatal pudiéndose basar
para ello en la incapacidad o ineptitud de los ciudadanos para tomar
determinadas decisiones que el Estado considera correctas.
Por
lo tanto, la justificación de este paternalismo es la lógica: presupone que el
adulto que ordena sabe más que el otro sobre lo que conviene a éste y puede
forzarlo a actuar así. Y ya que el gobierno es la institución que tiene poder
sobre los demás, el paternalismo en toda su
extensión sólo puede ser implantado por los gobiernos.
Entre
tanto, y por lo que todos los indicios nos indican, es que muchos políticos
melillenses (malos políticos) piensan que en el fondo la gente no tiene interés
por la cosa pública. “Para eso están los políticos que han sido elegidos democráticamente,
no hace falta compartir el poder con nadie. Si alguien quiere participar que se
presente a las elecciones”.
Desde
esta perspectiva no se buscan medios para incorporar ideas, iniciativas o propuestas
ciudadanas.
A
los que nos gobiernan, habrá que recordarles una vez más que una Administración
abierta a la participación de los interesados, que sea capaz de tener en cuenta
sus opiniones antes de decidir es, sin duda, una Administración más democrática
y normalmente más eficaz (artículo 103, CE'78), si por eficacia se entiende la
adecuación de la acción administrativa a las demandas sociales y no sólo a la
agilidad o rapidez de tramitación de los procedimientos.
Para que este derecho, como cualquier otro derecho, sea eficaz, requiere de voluntad política, de espacios y recursos para garantizar su existencia.
Los
gobiernos son fuente clásica de acciones paternalistas cuando aplican medidas
que son justificadas por el bienestar de la población —pero que en realidad
sustituyen las decisiones de esos mismos ciudadanos con un efecto colateral muy
indeseable, el hacerlos dependientes del gobierno.
El
ciudadano termina creyendo que efectivamente el gobierno sabe mejor que él lo
que a él le conviene.
Un gobierno que toma decisiones que sustituyen a las de las personas es, por esa causa, un gobierno que excede los límites naturales que surgen de la capacidad de las personas.
Los
Ayuntamientos españoles llevan años promoviendo e innovando convencidos de que la buena acción de gobierno pasa
por la implicación ciudadana en los proyectos que afectan a su presente y a su
futuro. Esa es su constatación. ¿Qué ha pasado en Melilla? ¿Por qué no
se ha promovido la participación ciudadana? ¿Qué piensan nuestros políticos de
ese derecho desatendido?
La Administración Local como administración más próxima a la ciudadanía y cauce primario de la participación, tiene el deber de facilitar esos espacios de participación y dar respuesta a las demandas de una ciudadanía cada vez más exigente y consciente de sus derechos
El paternalismo debería estar de sobra.
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