Llamamos coloquialmente chapapote al petróleo o aceite mineral ilegalmente soltado por los barcos hacia la costa, en ocasiones procedente de sus tanques de combustible o maquinaria.
Su derrame por el barco monocasco Prestige (13 de noviembre de 2002) provocó una gran marea negra en Galicia, que afectó también al resto de la costa norte de España (Asturias, Cantabria y País Vasco) y al sudoeste de Francia. El desastre ecológico movilizó a miles de voluntarios para limpiar las costas y dio lugar a la creación del movimiento Nunca Máis.
En nuestra ciudad sufrimos un chapapote político, que está contaminando de manera permanente la democracia y la libertad de miles de ciudadanos y por ende al futuro de toda una ciudad.