Participación Ciudadana

domingo, 30 de septiembre de 2012

CHAPAPOTE EN MELILLA

Llamamos coloquialmente chapapote al petróleo o aceite mineral ilegalmente soltado por los barcos hacia la costa, en ocasiones procedente de sus tanques de combustible o maquinaria.

Su derrame por el barco monocasco Prestige (13 de noviembre de 2002) provocó una gran marea negra en Galicia, que afectó también al resto de la costa norte de España (Asturias, Cantabria y País Vasco) y al sudoeste de Francia. El desastre ecológico movilizó a miles de voluntarios para limpiar las costas y dio lugar a la creación del movimiento Nunca Máis.


En nuestra ciudad sufrimos un chapapote político, que está contaminando de manera permanente la democracia y la libertad de miles de ciudadanos y por ende al futuro de toda una ciudad.




 Lo realmente peligroso es que los efectos de esta marea indecente lleguen a las costas de ciertos barrios que todos conocemos y que sean contaminados con ese chapapote procedente de los tanques de combustible o maquinaria de partidos políticos que sin el más mínimo escrúpulo esparcen ese excremento anti democrático entre la población más vulnerable social y culturalmente de nuestra ciudad.
De cómo actúa el chapapote de ciertos partidos políticos de nuestra ciudad interesados en contaminar la democracia que tanto progreso nos ha aportado, nos encontramos el siguiente comentario de los vecinos del barrio de la Cañada en su página de Facebook que reproduzco de manera literal:
“El Modus operandi de los que utilizan a las ancianas y mujeres:
1- Un mes antes de las elecciones toman contacto (buscan ancianas, madres solteras, viudas, personas con alguna discapacidad psíquica). No suelen buscar jóvenes pq les tienen miedo.

2- Los mercenarios se reparten el pastel "tú por ahí y otro por aquí".
3- Hacen que se preocupan por la situación familiar de las ancianas o si los maridos de las mujeres trabajan o no.

4-  Les prometen trabajo para el hijo, el nieto o el marido.

5-  Les preparan las papeletas para votar pero antes se aseguran que está en la lista, es decir, hacen lo IMPOSIBLE por asegurarse de que la PRESA VOTE CON LA PAPELETA CORRESPONDIENTE.
6-  Nunca están en el despacho. "Viajan", "acaba de salir", "pasa mañana". Mensaje automático de la secretaria de turno ¡¡Q FUERTE! (tienen secretaria).

Los nietos, hijos y maridos de las votantes se quedan sin trabajo y después de tanto insistir les dan: 2 cajas de leche, 2 bolsas de macarrones y unas galletas y a casita”.




De ser cierto lo expuesto en la página de La Cañada sobre el “modus operandi” de los “obreros del chapapote” y el efecto que produce en nuestros convecinos, no cabe duda de que la ciudadanía melillense corre el riesgo de disgregarse.

Cabe preguntarse sobre la actitud del resto de habitantes de esos barrios que no han sido afectados por tan destructora e inmoral marea. ¿Cuál ha sido la reacción que han tomado o dejan de tomar sobre esta realidad que viven de cerca pero que no les afecta directamente? Si el chapapote no entra por su puerta pero sí por la del vecino, ¿cuál es la actitud?

¿Cuál es el motivo por el cual no tienen capacidad para hacer frente a esas mareas negras? Y digo bien, mareas, para referirme no sólo a la del chapapote, si no a las mareas del desempleo, de la falta de infraestructuras básicas, de la lacra de la droga, del fracaso y absentismo escolar en esos barrios.

¿Qué tiene que ocurrir más para que los vecinos dejen de actuar como observadores y pasen a ser actores protagonistas del proceso de cambio tan necesario en sus barrios?

Si la unión hace la fuerza, ¿qué elementos están perpetuando la permanente disgregación y el fatal individualismos que predomina en esos barrios?

Sin olvidar la parte de responsabilidad que tienen los vecinos, que la tienen, hay que destacar que la administración local es muy responsable de lo que acontece en su territorio y siendo conocedores de esta realidad, cabría solicitarles que tomaran medidas concretas para terminar, primero con el chapapote del que he hablado que es absolutamente denigrante y segundo, que desarrollaran un auténtico plan que abordara de manera estructural los problemas que fustigan desde hace décadas a los habitantes de estos distritos.

Las asociaciones allí presentes como Assalam, Pegaso e Ifran  tienen un importante papel que jugar. Siempre desde la unión y desde la responsabilidad.

De lo contrario, todos los observadores reconocidos se convertirán en cómplices de la degradación paulatina de una parte tan importante de nuestra ciudad.

Por justicia y por dignidad social.

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