Participación Ciudadana

martes, 3 de agosto de 2010

La Participación Ciudadana melillense en crisis

Desde que tengo “uso de razón ciudadana”, y ya son unos pocos de años, la participación social melillense ha tenido y sigue teniendo un déficit profundo en presencia e incidencia en cuanto a la calidad, no así en cuanto a la cantidad.

En los últimos 15 años, el registro de asociaciones de la delegación del gobierno de Melilla se ha visto incrementado en cientos de asociaciones, se han creado (sin éxito) varios consejos sectoriales incluso vemos que el organigrama de la Ciudad Autónoma cuenta con una consejería de presidencia y participación ciudadana y con una consejería de educación y colectivos sociales.


Resulta llamativo la atención que presta, aparentemente, la administración local a las entidades y colectivos sociales. Quiero pensar que esto es debido al gran interés del ejecutivo local por trabajar para afianzar la democracia participativa, algo verdaderamente digno de alabar.


Tal y como aparece en la Web institucional de la Ciudad Autónoma, los objetivos en materia de Participación Ciudadana son:


Canalizar las demandas de los ciudadanos y colectivos así como la coordinación de las actividades que en la materia puedan llevarse a cabo desde otras Consejerías, mediante las actividades siguientes:


• Facilitar el derecho de los ciudadanos a una información veraz.


• Impulsar la participación vecinal.


• Contacto personal y continuo con los ciudadanos.


• Creación de órganos de cooperación ciudadana.


• Seguimiento de las actuaciones en materia de quejas y sugerencias.


• Fomento de las asociaciones.


Todas estas medidas o declaración de intenciones (porque a tenor de la escasa repercusión y desarrollo de la participación ciudadana local, parece que se queda en eso) debiera haber transformado la escasa implicación de los melillenses en la vida de la ciudad en algo diferente.


Sin embargo, no ha servido para producir ningún cambio significativo en el desarrollo de la democracia participativa, más allá del color de quien gobierne, predominando las formas autoritarias y verticales de entender y ejercer el poder político, un mal que no sólo afecta a Melilla sino que se extiende en toda la piel de toro, en unas comunidades más que en otras.


La poca calidad de los que nos gobiernan que mantienen una concepción acumulativa del poder totalmente errónea, es probablemente el principal problema al que nos enfrentamos para lograr el desarrollo real de la Participación Ciudadana melillense de calidad y no de cantidad.

En Melilla la Participación Ciudadana es una expresión vacía y cualquier parecido con su significado real es pura pantomima.

Para los que nos gobiernan, que la sociedad permanezca sumisa y pasiva es algo que les viene fenomenal para tejer a su gusto. Es una perversión que permite el propio sistema al dejar libre una vía muerta que genera la propia ciudadanía al abdicar de sus derechos como ciudadanos.

Desarrollar la democracia participativa implica otra manera de entender y ejercer el poder: un poder que se torna más fuerte cuando cada vez son más personas las que participan en la construcción de las decisiones, en su desarrollo y en su evaluación.

En esa labor de coparticipación ciudadana en la construcción de una Melilla de futuro debería hacer reflexionar a los que aspiran a gobernar este pedacito de tierra. Quizá sea pedir mucho.

Reflexionar sobre la Participación Ciudadana con letras mayúsculas es algo complicado porque mi opinión es que, quienes nos gobiernan, tienen una óptica democrática bastante defectuosa. A lo mejor me equivoco.

domingo, 1 de agosto de 2010

Levando anclas


Me aventuro a comenzar este Blog. Nunca me lo había planteado hasta hoy y me apetece mucho escribir. Lo cierto es que tengo muchas ganas de darle vida pero también es igual de cierto, que pesa en mí cierta desconfianza en que se me pueda agotar la imaginación o las ganas. En este último caso, plegaremos velas y llevaremos nuestro navío a dique seco.

Como toda nueva experiencia, escribir en este blog se me torna como algo interesante y motivador. “Rumbo Melilla”. Sugerente nombre para mí.

Poner rumbo hacia algún lugar supone elegir la dirección que ha de guiar tu nave hasta arribar a su puerto. Melilla es un buen destino, lo puedo asegurar y el lugar que me ha visto crecer.

Sin embargo, yo quiero poner rumbo a una Melilla diferente. Sé que somos muchos los y las que nos gustaría una Melilla diferente.

El Rumbo a Melilla que propongo, es un rumbo con aspiraciones, con ganas de mejorar para avanzar y mirar hacia el futuro, un rumbo de ciudad, entendiendo esta como un espacio de ciudadanía, como un espacio construido por sus habitantes: Los y las melillenses.

La Melilla que yo quisiera (y sé que la que quisieran muchos) aún está un poco lejos en relación con la que vivo ahora.

Si estás leyendo estas letras, estás invitado/a a formar parte de la tripulación de este barco en el que el que lo único importante es su rumbo.

Es hora de zarpar.

¡Levad anclas!
¡Izad velas
¡“Rumbo Melilla”!