Participación Ciudadana

domingo, 23 de septiembre de 2012

"MELILLA VERSUS PERDIDOS"

Lost title

 
Al ver por primera vez los capítulos de la serie “Perdidos” (Lost), me di cuenta en su día que la serie podría contar con ciertos paralelismos (evidentemente salvando las diferencias) con nuestra ciudad.

Lost es una serie dramática que se centra en las vivencias de los supervivientes de un accidente aéreo en una isla desierta. Por lo general, cada episodio narra una historia principal que tiene lugar en la isla, intercalada con varios segmentos de una historia secundaria.





En Perdidos, esa realidad compleja es el resultado de la mezcla de todo tipo de individuos, donde cada personaje es la representación de una ideología, de unas creencias, de un origen cultural que, en ocasiones contrasta por su percepción del mundo con el resto de personajes que determinan la realidad de la Isla donde se estrella el vuelo 815 de Oceanic Airlines. Sin embargo, al margen de esos contrastes, o al menos superándolos en un primer momento, el grupo está obligado a colaborar para conseguir la supervivencia de todos.

Decía H.D. Thoreau que es sólo cuando estamos perdidos(…), en otras palabras, es sólo cuando hemos perdido el mundo cuando empezamos a encontrarnos, cuando entendemos dónde estamos y el alcance infinito de nuestras relaciones. Y a propósito de este pensamiento creo que algo va a tener que cambiar si no queremos ver avocado el futuro no muy lejano de nuestra ciudad.



En la serie de televisión se reproduce un microcosmos en donde se comparte un espacio reducido y es donde se manifiesta una representación de las complejas identidades que conviven en las ciudades como la nuestra. Hablo de esa mezcla de individuos, ciudadanos diferenciados no sólo por sus rasgos físicos y culturales, sino también determinados en apariencia por cosmovisiones diferentes del mundo.

La Isla, al igual que nuestra ciudad, entendida no solo como un espacio narrativo, toma entidad de espacio cultural en tanto es analizada como escenario de la mezcla de identidades. Las fronteras se difuminan a través de la visión de los procesos sociales de mestizaje, que encuentran en la práctica de la convivencia o como pensamos muchos de la cohabitación respetuosa, una forma de mezcla intercultural. Globalización, cultura, diversidad cultural, identidad cultural, y mestizaje son las claves para entender las relaciones que se establecen en un lugar como es la isla de la serie donde el único objetivo común es escapar.

Curiosamente, tanto en la isla de Perdidos como en nuestra ciudad, la mezcla de elementos culturales está determinada por la convivencia –o la obligación de convivir- en un mismo espacio cuya fisonomía final es el resultado del contraste de las identidades particulares. La Isla de Perdidos actúa como vehículo de encuentro obligado para culturas en principio distintas. Sin embargo, aunque la obligatoriedad de la convivencia puede parecer en principio un desencadenante que obliga al respeto cultural basado en la diferencia, en realidad, el espectador puede comprobar que no es necesario tal sentido de obligación puesto que los personajes ya provienen de un mundo globalizado donde estas diferencias están asumidas como propias y, por tanto, aceptada.

Pero la comunidad de supervivientes que nos presenta la serie es una comunidad sin contrato social, sin leyes, sin tribunales, sin votaciones, sin elecciones. Una comunidad a la que le faltan , además, la intimidad de una comunión, una identidad concreta y el sentimiento de pertenencia. La de los supervivientes es una comunidad diseminada y sin centro.
Viendo algunos capítulos, se puede observar la disposición de sus chozas y se descubre una serie refugios muy básicos esparcidos entre la playa y la selva, sin ningún orden. Ningún espacio en común para comer; y ni siquiera un único fuego alrededor del cual los supervivientes se reúnen para discutir. Los espacios comunes, el espacio público, la participación en la construcción de la comunidad son los grandes ausentes en la serie. En Melilla el Espacio Público está en entredicho. No existen espacios de participación reconocidos como tal, la administración crea una viceconsejería de participación ciudadana sin contenido ni estructura, no existe reglamento de participación ciudadana que articule el derecho ciuidadano a expresarse y a participar en los asuntos públicos...
¿Por qué entonces hablar de comunidad? ¿Acaso no ha perdido, este grupo de hombres y mujeres, el sentido de comunidad? ¿No son quizás un grupo de personas sueltas acampadas en una playa incapaces de formar una comunidad?
Quizá todo depende de qué entienda cada uno por la palabra comunidad. Es una asunto tan sumamente delicado. Si se confiara la idea de comunidad al de “ente” u otro término de una unidad que elimina las singularidades, que sacrifica las diferencias en nombre de una comunión íntima de sus miembros, la comunidad de los supervivientes no parecerá más que una mera yuxtaposición de elementos sin conexión alguna.

¿Los ciudadanos melillenses poseemos ese  sentido de comunidad? ¿Hay una comunidad de melillenses o distintas comunidades que forman el sentido de comunidad? ¿Tenemos un nexo común que facilite la unidad?
En la serie, también irrumpe con fuerza en uno de los capítulos “The Others” o “Los Otros” (Los Otros es el nombre genérico con el que se define a varios de los personajes de Lost, los que se encontraban en la isla antes de que se estrellase el vuelo 815 de Oceanic).
Cuando, por ejemplo, dejemos de pensar y de creer que en nuestra ciudad no hay OTROS, que “Los Otros” somos todos y cuando verdaderamente superemos esa barrera mental, será entonces cuando Melilla comience a adquirir su verdadera dimensión comunitaria su dimensión intercultural, es decir, la Melilla que tantos deseamos.
Cuando la ciudadanía comience a hacerse preguntas sobre su relación con la ciudad, sobre nuestra condición como sujetos y la naturaleza de las relaciones que nos vinculan, será en ese momento en el que comencemos a construir en comunidad. Quizá un instrumento valioso para ello sea el Instituto de las Culturas, una estructura que podría convertirse en el generador de la oportunidad del verdadero encuentro y elemento cohesionador de una verdadera comunidad. Pero sobre todo es imprescindible generar espacios de encuentro, espacios donde se facilite la participación ciudadana, donde el espacio público sea reconocido y sentido por la ciudadanía. "Hurley" uno de los personajes principales de la serie denominaba de la siguiente manera a los supervivientes: La Comunidad.

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