Participación Ciudadana

domingo, 29 de mayo de 2011

PENSANDO EN CLAVE DE CIUDADANÍA ACTIVA

Hoy me he llevado una grata sorpresa al descubrir en la página de facebook que promueve la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de la Cañada, una propuesta relacionada con la puesta en marcha de Consejos de Barrio, o lo que es lo mismo, una propuesta de Participación Ciudadana.


Algunos vecinos de este histórico barrio están reflexionando sobre sus derechos de ciudadanía y sobre la necesidad real y efectiva de crear cauces de participación ciudadana que sirvan de canal de comunicación y participación con la administración para implicarse en la mejora de la calidad de vida de la barriada.



Si mi memoria no me falla, es la primera iniciativa de este tipo que realiza una asociación de vecinos melillense desde hace décadas y que podría suponer, en el caso de ser desarrollada, un cambio en el “modus vivendi” social de las Asociaciones de Vecinos y de su relación con la administración.

Las Asociaciones de Vecinos en realidad, fueron la esencia de la democracia en el pasado y jugaron el papel de gestoras de la democracia en los barrios y en las ciudades.

Actualmente, las Asociaciones de Vecinos en particular y el movimiento ciudadano melillense en general, han quedado relegadas, desde mi punto de vista, a un papel figurativo ya que, por parte de la Ciudad Autónoma, ni siquiera cuentan con estas entidades a título consultivo, y sólo sirven para justificar un supuesto “sistema democrático” basado en la concesión de subvenciones, alejados de la participación real de la ciudadanía. Como ejemplo, podemos recordar la que se montó con el borrador del PGOU y los vecinos de Álvaro de Bazán que fueron sorprendidos por unas medidas que afectaban directamente a sus viviendas y de las que se enteraron por un medio de comunicación.

Es necesario recordar que el derecho a la participación ciudadana se recoge en todos los instrumentos de bases legales, tanto en los documentos y compromisos de organizaciones internacionales, como en los de la Unión Europea, y en los nacionales y de las Comunidades Autónomas. Si bien es un derecho, al no desarrollarse en reglamentos puede quedar anulado en la práctica.

La participación ciudadana es una pieza fundamental del sistema democrático. Sin participación no puede haber democracia. La evolución del ejercicio de ese derecho nos enseña que la participación necesaria en nuestras sociedades complejas no puede limitarse únicamente a las elecciones periódicas para elegir a los representantes de las instituciones.

Hay que ampliar y profundizar ese derecho para incorporar a la ciudadanía, desde el inicio mismo del diseño y la elaboración de las políticas públicas. La participación ciudadana deviene así, no sólo el ejercicio de un derecho fundamental, sino el elemento clave para conectar la acción de gobierno con las necesidades de las personas y facilitar la eficacia de las políticas.

Las personas tienen derecho a participar en su bienestar, fín último de la acción política. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a ser pueblo soberano y activo y no sólo público espectador y pasivo y una manera de conseguirlo es implicándose en la elaboración y desarrollo de las actuaciones públicas que les afectan. En esta línea se conecta con las propuestas impulsadas por la Unión europea y el Consejo de Europa.

Pero ¿Qué ocurre en nuestra ciudad y con la Participación Ciudadana? En mi humilde opinión existen dos factores que anulan la participación real de la ciudadanía melillense.

El primer factor tiene que ver con la forma que tiene la administración local de entender y de promocionar la participación ya que hace falta una acción de gobierno orientada a la construcción de relaciones de confianza que faciliten la convivencia, basadas en el diálogo y el respeto a la diferencia que permitan la aportación de visiones y sugerencias de la ciudadanía y favorezcan su implicación en la construcción de los futuros posibles. Si el gobierno local no tiene capacidad de liderazgo y de ilusionar a la ciudadanía en este sentido, la participación ciudadana se ve mermada como lo está hoy.

La Ciudad Autónoma de Melilla lleva años de atraso en la promoción e innovación en este terreno. Desde mi punto de vista se evidencia que la administración local no está convencida, que la buena acción de gobierno no pasa por la implicación ciudadana en los proyectos que afectan a su presente y a su futuro. Y si no es así, ¿por qué no se propicia desde hace años alguno de los diferentes Consejos Sectoriales? ¿Cómo se puede explicar la inexistencia del Consejo Sectorial de Bienestar Social cuando hay entidades sociales que llevan años solicitándola? ¿Cuál es la utilidad real de la Viceconsejería de Participación Ciudadana si no hay un reglamento que regule su funcionamiento?

Creo que en estos momentos en que existe una tendencia al descrédito de la política en general, a la deslegitimización de los representantes políticos y a un creciente alejamiento entre éstos y la ciudadanía, es necesario que se apueste por la ordenación y el impulso de medidas para el legítimo derecho de la Participación Ciudadana y en este sentido, la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de la Cañada, y la del resto de asociaciones vecinales, podría activar la conciencia ciudadana en su sentido más amplio.

Ahora bien, para apostar y potenciar esa fructífera relación entre el gobierno local y la ciudadanía no es suficiente con proclamar el derecho o materializarlo en normas y declaraciones. Es necesario facilitar canales e instrumentos adecuados a todos los actores que intervienen en los procesos de elaboración de las políticas públicas, a fin de articular el mejor ejercicio de ese derecho fundamental y alcanzar la máxima eficacia de sus aportaciones.

La administración local debería tener presente que la Participación Ciudadana (bien gestionada y administrada)  puede conseguir que los procesos sean más rápidos, pues el análisis es más fiable, se evitan soluciones equivocadas, y se prevén los posibles conflictos, dada la presencia de los implicados. De igual modo facilita que los recursos se utilicen más eficientemente, que mejore la calidad del producto y el sentimiento de apropiación y que se aumente la confianza y las capacidades de los implicados. Según el autor Bishop "la implicación de la comunidad puede considerarse efectiva si se alcanzan los objetivos de todos los agentes; se resuelve conflictos mediante el consenso; mejora la calidad final del producto; se considera que ha sido un uso valioso del tiempo y del esfuerzo para todos; estimula el compromiso y aumenta la capacidad de repetir procesos participativos".

El segundo factor tiene que ver con la sociedad, con las personas, ya que, además de una administración local comprometida con la Participación Ciudadana, se necesitan ciudadanas y ciudadanos plenamente conscientes de sus derechos como ciudadanos, comprometidos en el desarrollo de su ciudad.


Es una paradoja que hoy por hoy, después de lo que ha costado llegar a esta democracia, renunciemos a estas facultades, quedándonos en la actitud de la cómoda pasividad. La responsabilidad se diluye entre la ciudadanía pasiva. En principio parece que a muy pocosrealmente les importa su entorno. Nos guiamos por el individualismo, aprovechando nuestra libertad para no hacer nada. ¿Cuántos de los ciudadanos van a las reuniones de los vecinos o participan en la asociación de padres de los colegios?


Lo que para los griegos era un privilegio, hoy es una carga y en cierta manera nos asusta. Erich Fromm afirma que "nuestra sociedad tiene miedo a tomar decisiones y adquirir responsabilidades: el miedo a la libertad. La participación es algo que tenemos que reaprender, porque las relaciones que mantenemos con nuestro entorno social son la medida de nuestra libertad".





Cuando observamos los problemas de nuestro barrio, casi nunca proponemos soluciones. La razón de esta situación es, según Michael Walter, "la caída de las organizaciones voluntarias de la Sociedad Civil (familia, amistad, vecindad, cooperativas, asociaciones, movimientos sociales etc.) imposibles de sustituir por cualquier sistema estatal o económico. Es en esta Sociedad Civil donde se da la fragmentación y el conflicto, pero además las solidaridades concretas y auténticas".

Los lazos de identidad que construimos como personas necesitan variados escenarios. Cada uno de nosotros los elige consciente y voluntariamente, por lo tanto, proteger y estimular los espacios de complejidad dentro de la ciudad ayuda a construir una polis más involucrada, una Melilla más participativa, lo cual nos llevaría a demandar espacios de participación comunitaria denominados en el resto de nuestro estado como “Centros Cívicos”.

Por tanto, como ciudadanos melillenses, debemos recuperar la ilusión por actuar en lo que es nuestro, más allá de los fracasos anteriores; lograr el bienestar que produce el empoderamiento, el derecho a decidir sobre lo que nos rodea, y sentirnos bien allí porque lo hemos elegido y somos responsables de ello. Se necesitan ciudadanos capacitados y entrenados para intervenir en los asuntos públicos.

Ojalá sea así y la Cañada, y el resto de la ciudad, avance.

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