
Si la evolución de la participación ciudadana en los ayuntamientos desde el año 1979 ha sido un indicador de la evolución de nuestro sistema político para tratar de hacerlo más permeable a la ciudadanía y darle una mayor fortaleza democrática más allá de la legitimidad derivada de los resultados electorales, Melilla en esta materia no ha evolucionado casi nada o nada en este derecho.