Cuando la ciudad aún no había despertado, casi una cincuentena de inmigrantes de Bangladesh fueron enviados en avión rumbo a Barcelona donde, a día de hoy, esperan en un CIE (centro de internamiento de extranjeros) angustiados ante la temida repatriación a su país de origen.
Llegar clandestinamente a Melilla tras recorrer miles de kilómetros en busca de un futuro mejor y quedar atrapados durante cinco largos años sin poder salir de la "ciudad presidio" porque el Gobierno ha sido incapaz de encontrar antes la solución final ha sido el mayor castigo de estas personas.
Incapaz de llegar a un acuerdo con Bangladesh para que reconociera a sus propios ciuddanos y permitiese una repatriación normalizada, ahora, después de todos estos años, España firma ese acuerdo sin luz ni taquígrafo, dejando al colectivo bengalí residente en Melilla, en manos del peor destino que ellos podrían esperar.
Estos ciudadanos ejemplares han dejado en la ciudadanía melillense (la cual parece permanecer anestesiada) un sentimiento de admiración y cariño.
Por otro lado ha salido publicado en diferentes medios de ecomunicación locales que el Colegio de Abogados de la ciudad autónoma de Melilla solicitó el pasado 8 de septiembre que se tuviera en cuenta la circunstancia de “arraigo” para los cincuenta inmigrantes de Bangladesh que fueron detenidos en la ciudad para tramitar su repatriación, tras cinco años acogidos en España.
Este Colegio de Abogados ha trabajado para garantizar su derecho de asistencia jurídica gratuita, una labor en la que ha participado todo el turno de oficio especialista en derecho de Extranjería, solicitando que se respetase el derecho de asilo para aquellos inmigrantes que lo solicitaron (esto paralizaría el proceso de internamiento de los mismos); y para el resto, se ha instado a que se respete algo que viene fijado en la propia legislación española, como es el arraigo que tienen estas personas tras cinco años en territorio español. Si se respetara el arraigo estas personas podrían tener una posibilidad de acceder a una documentación.
Pero, ¿Por qué han esperado tantos años para manifestar su pesar y preocupación por la situación de estas personas? Ojalá me equivoque, pero es demasiado tarde.
Por su parte, el presidente melillense, Juan José Imbroda, hizo público a los medios que le parece “muy mal” que se vaya a expulsar a estos inmigrantes, ya que “formaban parte del paisaje de Melilla” y estaban plenamente integrados en la ciudad.
¿Parte del paisaje de Melilla?
Sin comentarios.
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